La miopía simple es mucho más frecuente que la miopía magna y se produce debido a un fallo entre los distintos componentes del ojo (la potencia del cristalino, la curvatura corneal, la longitud axial y la profundidad de la cámara anterior).
La miopía magna se debe por un excesivo alargamiento del globo ocular, siendo el eje anteroposterior más de 26 mm. Se inicia en la niñez y puede progresar en la edad adulta.
En el caso de la miopía simple, esta se inicia entre los 5 años y la pubertad, progresando varios años y se estabiliza después de la adolescencia.
El error refracción en el caso de la miopía simple es inferior a -6 dioptrías y superior a -6 dioptrías en la miopía magna.
La miopía simple no viene acompañada de alteraciones oculares asociadas, se trata de un defecto óptico de refracción, a diferencia de la miopía magna, que se considera una patología ocular y ha de controlarse de forma periódica, ya que puede venir acompañada de alteraciones que pueden afectar seriamente la visión de la persona.
La miopía magna no solo significa que tener una cantidad mayor de dioptrías, sino que la persona que sufre de este tipo de miopía, es más susceptible de padecer también otras complicaciones oculares como glaucoma, cataratas o alteraciones del polo posterior del ojo.
Aunque tener miopía magna, no necesariamente implica tener complicaciones oculares, sino que existe un riesgo. Cuanto más estirado esté el globo ocular, mayor será el riesgo.