– Podemos colocarnos sentados con la cabeza hacia atrás o recostada. O preferible, tumbados.
– Con nuestro dedo índice bajamos el párpado inferior de nuestro ojo.
– Agarramos con la otra mano, el bote de las gotas que tenemos que echar en el ojo.
– Evitamos mirar el bote, de lo contrario posiblemente cerraremos el ojo como acto reflejo. Es mejor mirar hacia arriba.
– Presionamos el bote para que salga la gota, intentando que ésta caiga en el hueco que hemos dejado libre en el párpado inferior.
– Al caer la gota, parpadeamos varias veces para que la lágrima o solución se esparza por el ojo. Sin movernos de la posición en la que nos encontramos.
– Liberamos el párpado inferior y mantenemos el ojo cerrado y relajado durante unos segundos.
– Para evitar que el lagrimal saque la gota del ojo, presionamos ese ángulo con el dedo índice y pulgar.
– Con un pañuelo secamos la zona alrededor del ojo.
– Antes y después de la aplicación de las gotas en los ojos, lavamos nuestras manos.
Aunque parezca un procedimiento sencillo a veces puede parecer una misión imposible. Especialmente, si se trata de poner las gotas en los ojos a un niño que no se deja.