Ojo Vago En Adultos: Pequeñas Dificultades Diarias Que No Sabíamos Que Pueden Deberse A La Ambliopía

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En ocasiones se nos cruzan en nuestro día a día pequeñas dificultades, ciertos inconvenientes o situaciones que posiblemente desconocemos que podrían deberse a la ambliopía.

¿Alguna vez te has preguntado por qué te cuesta tanto aparcar o llenar una botella de agua sin verter parte de su contenido fuera?

Estos son algunos ejemplos que se nos pueden presentar en nuestra rutina diaria y que posiblemente no sepamos qué se debe a nuestra ambliopía y a nuestra falta de estereopsis

Ojo vago en adultos

Posiblemente, de niños nos indicó el oftalmólogo después de realizarnos un chequeo visual que sufríamos de ojo vago y quizás, nos puso gafas y un parche en nuestro ojo dominante durante varios meses o durante algunos años de nuestra infancia.

Con el tiempo y después de realizar las pruebas pertinentes, es posible que nos indicase que ya habíamos recuperado la agudeza visual en ‘ese ojo vago’ y que ya no era preciso llevar por más tiempo el parche en el ojo.

Quizás pensamos que ya estábamos ‘curados’ y que ya ‘veíamos bien’ pero no más lejos de la realidad, al pasar los años nos acostumbramos a ver como algo normal que cosas como:

Al bajar las escaleras mecánicas de un centro comercial, el primer pie que ponemos en el suelo, posiblemente, va ‘un poco a tientas’ o quizás, cuando empezamos a salir a fiestas no se nos daba tan bien el baile en pareja, porque no llevábamos el mismo ritmo que nuestro acompañante.

Si alguna vez te ha ocurrido lo mismo, sigue leyendo, quizás los adultos amblíopes tengamos más cosas en común de lo que creíamos…

¿Qué es la ambliopía, ojo vago u ojo perezoso?

La ambliopía se trata de una alteración a nivel binocular, donde los dos ojos están implicados y no solo el ojo que se le conoce con el nombre de ‘vago’. 

El cerebro no es capaz de asimilar las dos imágenes que le proporcionan las retinas de ambos ojos, ya que estas son muy distintas entre sí y se ve obligado a reconocer una de las dos imágenes, la imagen que suprimirá será la imagen del ojo vago.

Al no disponer correctamente de las dos imágenes, no es posible tener una visión binocular ya que ésta se consigue únicamente con la colaboración de ambos ojos entre sí y con el cerebro.

Al tapar el ojo dominante ganaremos agudeza visual en el ojo más débil, puesto que no tendrá ningún apoyo para realizar el trabajo de ver.

No obstante, al retirar el parche, los dos ojos no habrán aprendido a trabajar en conjunto, que es lo que se necesita para poder disponer de una visión binocular y poder ver en tres dimensiones.

Con el ojo vago adultos aprendemos indicadores de profundidad

Hay adultos con ojo perezoso que han vivido su vida entera sin poder disfrutar de una visión en 3 dimensiones y son desconocedores de que no la tienen. 

Y es que nuestro organismo ha aprendido a desenvolverse en un entorno tridimensional apoyándose en pequeños ‘tips’ o indicadores como las sombras, la lejanía y la cercanía de las cosas a partir de si vemos el objeto más grande o más pequeño, etc.

Nos referimos a indicadores de profundidad como:

La borrosidad o claridad

De lo que se nos presenta delante, es decir, tendemos a percibir lo que está más cerca de nosotros de forma más clara, más nítida y con sus contornos más definidos, a diferencia de lo que se encuentra más alejado, que lo percibimos más borroso, difuminado o desdibujado.

El tamaño y la ubicación de objetos

Que conocemos, cuando se nos presenta un objeto que nos es familiar, tendemos a mantener la percepción de su tamaño real a pesar de poder percibirlo de un tamaño distinto en función a la distancia en que se encuentre de nosotros. 

Es decir, al observar un objeto que se encuentra en la lejanía, lo percibimos más pequeño de lo que en realidad es. 

A su vez, igualmente es posible percibir por nuestra retina dos objetos a un mismo tamaño pese a conocer ambos objetos y saber que uno es más grande que otro.

Ello dependerá de la ubicación de los dos objetos, uno de ellos estará más cerca o el otro más lejos de nosotros. 

Al igual ocurre, cuando dos objetos de igual tamaño, los percibimos como uno más grande que el otro, eso se debe a la distancia que existe entre ambos objetos y la distancia de estos a nosotros.

Otro indicador de profundidad es:

La altura sobre la línea de horizonte

De los objetos, si miramos hacia la línea del horizonte, los objetos que se sitúen más próximos a esta, es decir, que se encuentren a más altura, se percibirán como objetos más lejanos a nosotros, a su vez, los objetos que se sitúen a menor altura y más lejanos a la línea del horizonte, los percibiremos como más cercanos. 

El solapamiento o la superposición de los objetos

Nos indica que si un objeto queda parcialmente tapado por otro que se encuentra delante, percibiremos entonces como el objeto de detrás, como más lejano, del objeto que se encuentra delante tapándole.

Y por último,

Las sombras y la luz

Influyen en cómo percibimos los objetos y cómo les dotamos de relieve gracias a estos indicadores visuales.

Tiene solución el ojo vago en adultos

Hay un caso, en particular, el de la neurocientífica Susan Barry, el cual admiramos enormemente, y es que puede llegar a ser una fuente de inspiración y motivación para cualquier adulto que desee mejorar su estereopsis. 

La Sra. Barry fue capaz, a través de entrenar sus ojos, disponer de visión en 3D después de haber pasado más de 40 años de su vida sin saber que el mundo que ella conocía era plano. Si quieres conocer más sobre su caso, sigue leyendo aquí.

Cada persona es distinta igual que su situación, por lo que recomendamos encarecidamente acudir a la consulta de un optometrista para saber cuales pueden ser nuestras opciones.

Por otro lado, y aunque tú también seas amblíope, puede ser que no compartas estas situaciones o solo alguna de ellas. 

Pero ahí van algunos de los ejemplos que nos pueden ocurrir en nuestra rutina diaria si tenemos ojo vago, al menos en nuestro caso son un continuo…

Ojo vago y algunas de sus ‘consecuencias’

  • Chocarse con los marcos de las puertas
  • Tropezar a menudo
  • Ser patoso 
  • No tener gran habilidad en los deportes
  • Dificultad a la hora de controlar las distancias al volante (al conducir y al aparcar)
  • Dificultad para verter el contenido en una botella
  • Dificultad para coser
  • Dificultad para ver películas en 3 dimensiones
  • No tener ritmo al bailar

Y un, en ocasiones, largo etcétera de pequeñas dificultades que se presentan en nuestro día a día, que no les habíamos prestado la suficiente atención hasta ahora y que desconocíamos que pudieran deberse a nuestra falta de estereopsis y binocularidad.

¿Nunca has tenido dificultad en colocar varios objetos de forma correcta en un espacio? Como, por ejemplo, colocar las ollas y sartenes en su cajón consiguiendo que quepan todas sin necesidad de forzar la puerta para que cierre.

Pero, ¿por qué nos ocurren todas estas cosas? ¿No se trata de sólo un ojo que no ve bien? La realidad es que no. 

Como indicamos anteriormente, la ambliopía se refiere a un problema binocular, es decir, de los dos ojos (no solamente del ojo más débil) y su relación con el cerebro y las vías visuales que les comunican, es decir, el ojo vago tiene que ver con todo el sistema visual.

Durante el desarrollo de dichas vías, estas no se han establecido como deberían para poder tener una correctamente estereopsis y el cerebro se vio obligado a aprender a suprimir la imagen de uno de los dos ojos.  

Y este hecho hace que muchas otras habilidades visuales se vean afectadas, además de una agudeza visual inferior en ese ojo vago o suprimido por el cerebro.

Habilidades visuales que se pueden ver afectadas con la ambliopía

Como indica Pilar Vergara en su libro Tanta inteligencia, tan poco rendimiento, las habilidades visuales que pueden verse afectadas son:

Agudeza visual,

Cuando hablamos de agudeza visual nos referimos a la capacidad de ver nítido. Una disminución de esta habilidad visual puede inducir a que nos veamos obligados a guiñar un ojo o tener visión borrosa, ya sea de cerca o de lejos.

Coordinación ocular,

Se refiere a la capacidad de los dos ojos de trabajar en conjunto y con el cerebro, se le conoce con el nombre de binocularidad. La coordinación ocular se relaciona con el control de movimientos oculares y la capacidad de enfoque.

Control de movimientos oculares,

Hay tres tipos de movimientos oculares: de fijación, se refiere al control para poder mantener los ojos en un punto; sacádicos, movimientos o saltos de un punto a otro; y seguimientos, movimientos suaves.

Estos tres tipos de movimientos oculares nos permiten, por ejemplo, cambiar la fijación de un punto lejano a uno cercano o seguir el recorrido de un objeto, realizar un seguimiento sin esfuerzo y suave mientras leemos o saltar de una línea a otra sin equivocarnos y repetir la misma línea o pasar a la siguiente sin darnos cuenta. 

Alteraciones con esta habilidad visual además puede provocar tener problemas a la hora de golpear, una pelota, por ejemplo si hablamos de deportes o recogerla, o la necesidad de tener que utilizar el dedo para que nos sirva de guía a la hora de leer para no perder la línea, o tener que leer el mismo texto varias veces, o tener dificultades para copiar algo de un sitio a otro.

Enfoque o acomodación,

Se refiere al cambio que realizan los ojos para ver de cerca a lejos y de lejos a cerca, así como la habilidad de mantener el enfoque en la vista cercana. Lo que provoca que tengamos fatiga al leer o al escribir, tengamos problemas para copiar algo, nuestra comprensión se vea reducida y evitemos realizar alguna tarea.

Coordinación ojo-mano,

Se refiere a la integración visuo-motora y su alteración puede repercutir teniendo problemas en los deportes y problemas en la coordinación motora fina (movimientos pequeños y precisos, como recoger un pequeño objeto con los dedos en pinza), además de tener dificultad para poder expresar de forma escrita las ideas.

Habilidad visuoespacial y direccionalidad,

Tanto la habilidad de saber dónde se encuentra nuestro cuerpo en el espacio como el seguimiento de las direcciones. 

Esta habilidad se relaciona con la capacidad de moverse en el entorno sin chocarse o tropezarse, ser capaz de seguir direcciones, comprender la orientación de letras y números en la lectura y en la escritura.

Alteraciones con la habilidad visuoespacial puede repercutir en un buen equilibrio y en los movimientos coordinados del propio cuerpo y tener una buena integración bilateral del cuerpo (utilizar los dos lados del cuerpo conscientemente de forma conjunta y por separado).

Además de tener dificultades entre derecha e izquierda, arriba y abajo o delante y detrás (Borsting, 1996, en Influencia de la percepción visual en el aprendizaje) y es que desarrollamos la conciencia de nuestro cuerpo con relación al espacio y la relación que hay entre nosotros, los objetos del mismo y el propio espacio.

Visualización y memoria visual,

Se refiere a la capacidad de poder percibir y mantener en la memoria imágenes visuales, lo que nos ayuda tanto en nuestra vida diaria como en el deporte. Ya que gracias a la memoria visual somos capaces de crear una imagen mental que se parezca a algún lugar, alguna persona, animal u objeto que tengamos en nuestra memoria visual con el fin de poder reconocerlo.

Al sufrir alguna alteración con esta habilidad visual, se puede tener dificultad a la hora de recordar lo que se ha visto o leído o se puede tener dificultad para deletrear una palabra o una deficiente comprensión lectora.

Reproducción de la percepción visual de las formas,

Se refiere, según Martin (2006) a la habilidad de discriminar, identificar y reconocer las formas. 

Es decir, ser capaces de darnos cuenta del color, la orientación o el tamaño de los objetos para poder encontrar semejanzas o diferencias entre ellos; ser capaces de centrarnos en un aspecto en particular de la forma de un objeto, a la vez que, somos conscientes de la relación entre la forma que nos proporciona ese objeto y la información del fondo; ser capaces de determinar la forma completa de un objeto sin que lo estemos viendo en su totalidad; o tener la habilidad de poder identificar un objeto como tal cuando haya variado el tamaño, la orientación o la rotación del mismo.

Terapia para la ambliopía en adultos

La visión está muy relacionada con el proceso de aprendizaje cuando somos niños, así como las destrezas que adquirimos durante este período de aprendizaje.

En ese momento, aprendemos destrezas de tipo: perceptuales, motoras, perceptual-motoras y cognitivas. Las habilidades visuales que hemos estado tratando anteriormente, se englobarían dentro de las destrezas perceptuales

La disfunción de cualquiera de estas destrezas puede afectar el proceso de aprendizaje, lo que repercutirá en nuestro desarrollo personal primero como niños, en el colegio y el deporte y posteriormente, como adultos en nuestro trabajo y nuestra vida diaria.  

Por lo tanto, vemos como tener ojo vago en edad adulta, va más allá de tener una agudeza visual deficiente en uno de los ojos, vemos cómo se relaciona con otras habilidades tanto visuales como motoras o cognitivas y que aspectos de nuestro día a día pueden verse influidos por nuestro, llamado, ojo vago.

Con esto no pretendemos desilusionarnos pensando que ‘somos un caso perdido’ como posiblemente nos hayan dicho en alguna ocasión, por encontrarnos en edad adulta y no tener ninguna posibilidad de recuperación. 

Si no todo lo contrario, nos gustaría animar a cualquiera que se encuentre en esta situación, a acudir a un especialista, para realizar una primera sesión y dejarse guiar para saber si somos aptos para iniciar una terapia visual, y así trabajar todos aquellos aspectos que sean necesarios para tener la mejor versión de nuestra visión.

Y como ya hemos indicado, cada persona es distinta y no todos podemos tener el mismo tipo de dificultades en el día a día y no todo amblíope ha de ser torpe y no todo aquel que sea torpe y no sea diestro con los deportes, ha de tener un ojo vago.

Como personas cambiantes que somos y pese a tener un ojo vago, también es posible aprender, y teniendo como base nuestra motivación, la constancia y la práctica, no podemos permitirnos que la ambliopía nos impida sacar la mejor versión de nosotros mismos.

En ocasiones se nos cruzan en nuestro día a día pequeñas dificultades, ciertos inconvenientes o situaciones que posiblemente desconocemos que podrían deberse a la ambliopía.

¿Alguna vez te has preguntado por qué te cuesta tanto aparcar o llenar una botella de agua sin verter parte de su contenido fuera?

Estos son algunos ejemplos que se nos pueden presentar en nuestra rutina diaria y que posiblemente no sepamos qué se debe a nuestra ambliopía y a nuestra falta de estereopsis